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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 23, No. 4, octubre-diciembre pp. 53-59, 2019 Introducción.

El deterioro creciente del Medio Ambiente (M.A) ha puesto en tela de juicio si el mundo es capaz de resistir la acción depredadora del hombre. Mucho se habla de los problemas globales del mismo causados por el hombre. Crece el número de publicaciones con cifras elocuentes e irrebatibles, de cuántas hectáreas de bosques, tierras cultivables y especies biológicas desaparecen cada año. Indudablemente el mundo que heredan las generaciones del mañana está lleno de problemas e incertidumbres y es el fruto del actuar irresponsable y egoísta.

Nuevos problemas ambientales surgen y otros que ya existían se acrecientan impetuosamente.

Un ejemplo de ello es la contaminación sonora, problema medio ambiental que toma auge en la actualidad, caracterizado por un avance acelerado de la ciencia y la tecnología, que junto a estilos y hábitos de vidas incorrectos hacen que este se convierta en uno de los que deterioran las condiciones de vida en asentamientos humanos.

La contaminación sonora es una problemática generalizada en todos los países del mundo, que se extiende en las grandes y medianas ciudades; pero lo no exonera a los pequeños asentamientos humanos, donde personas con insuficiente Educación Ambiental hacen que estos asentamientos presenten altos índices de contaminación sonora.

Cuba no está exenta de este problema medio ambiental; existen provincias como La Habana en que los niveles de ruidos son significativos. Es bien lamentable su proliferación innecesaria, el mal gusto de la música estridente, con la consiguiente molestia a los ciudadanos, a lo que es necesario agregar el ruido tormentoso de todo tipo de vehículos.

Al respecto Núñez Jiménez plantea “Pienso que debíamos reflexionar sobre esta cuesti ón más seriamente. Y me reafirmo en mis convicciones cuando un elemento nuevo está tomando fuerza en nuestra ciudad: las alarmas de los carros, tan sensibles que de respirar cerca de un coche provoca una sinfonía de alaridos, musicales o no, que pueden servir... para atormentar a ciudadanos pacíficos.

Si bien es cierto que existen disposiciones jurídicas que se refieren a normas y regulaciones exclusivas a la contaminación sonora (Ley 81 de M.A.) estos por sí solos no permiten resolver esta problemática ambiental; por lo que es necesario dirigir acciones educativas que permitan un cambio de actitud en los ciudadanos y posibilite así, mitigar los problemas relacionados con el mismo. Para ello las instituciones deben que jugar un papel más activo

Resulta necesario la introducción de la dimensión ambiental en la formación de las actuales y futuras generaciones, en los diferentes niveles de enseñanzas, y la sociedad en general, se deberá trabajar por introducir y perfeccionar la dimensión ambiental (...) promoviendo la incorporación de un sistema de conocimientos, hábitos, habilidades, comportamientos y valores.

Lo antes mencionado orienta la realización de acciones hacia una E.A., en las nuevas generaciones que permita revertir el estado de la contaminación sonora en el entorno donde se desempeña cada individuo.