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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 23, No. 4, octubre-diciembre pp. 11-17, 2019 Existe poca percepción del riesgo por parte de nuestra población, hay que seguir trabajando

duro y sin tregua porque el cambio climático es una de las causas que influye en la salud del hombre, la capacidad de adaptación, definida como la habilidad de un sistema para ajustarse al cambio climático (incluida la variabilidad del clima y sus extremos) para moderar daños posibles, aprovecharse de oportunidades o enfrentarse a las consecuencias, será el mejor mecanismo para reducir la vulnerabilidad en nuestro país. Las acciones coordinadas pueden ayudar a reducir los costos de mitigación, abordar preocupaciones de competitividad, conflictos potenciales con reglas sobre el comercio internacional y fugas de carbono.

Las políticas actuales de mitigación del clima y el cambio climático pueden fomentar el desarrollo sostenible cuando correspondan a objetivos generales planteados por parte de la sociedad. Las acciones seguras para la mitigación del cambio climático se deben tomar en cuenta al diseñar, al comprar, incluso al usar los espacios a transformar y facilitar los procesos tanto de mitigación c omo de adaptación a esta serie de fenómenos. “Recordemos que la tierra no le pertenece al hombre, es el hombre quién pertenece a la tierra ”.

La primera medida que se debe tener en cuenta es aumentar el número de cestos de basuras en las ciudades, especialmente en lugares públicos y si existieran contenedores especializados para la recolecta según su clasificación mucho mejor. Luego mantener una recogida de los desperdicios estable y aplicarles medidas a aquellas personas que no cumplan con lo establecido. No se puede exigir a la población cuando no se le ponen los medios para resolver los problemas. Todo empieza desde la raíz del árbol, después cuando los frutos no tengan sabor no culpen a las ramas, ni a sus hojas. Desarrollar una cultura ambiental por parte de escuelas, CDR, FMC, delegados del consejo popular y demás actores de la comunidad contribuye al trabajo multisectorial que se necesita para contrarrestar las consecuencias de los problemas medioambientales.

Como se puede apreciar, esto es una problemática no solo de salud pública, sino multisectorial, y para una gestión eficiente será necesario disponer de información y mecanismos de participación y coordinación de todos los sectores implicados (sanidad, agricultura, medio ambiente, educación, etc.). Esta coordinación debería reflejarse en planes integrales de preparación y respuesta frente a enfermedades transmitidas por vectores; planes que deben desarrollarse no sólo en el ámbito nacional sino también en el autonómico y local, y que deben incluir entre sus objetivos el refuerzo de los sistemas de vigilancia epidemiológica. Estos planes tienen que abordar, además, la vigilancia entomológica y el control de vectores, la comunicación de riesgo a la población y su participación, y la articulación de mecanismos para que la necesaria coordinación entre sectores se lleve a cabo de forma clara y eficiente. La existencia de un plan y una adecuada coordinación de instituciones pueden orientar el papel de los medios de comunicación para reducir la alarma social.

El gobierno debe trabajar junto al sector de salud pública para llevar a cabo programas de control de enfermedades con el objetivo de propugnar la inclusión de estrategias de participación comunitaria en la agenda política y en los presupuestos. Esto se podría hacer extensivo a las explicaciones sobre las amenazas actuales y las emergentes, sobre la necesidad de llevar a cabo nuevas intervenciones y sobre la importancia del diálogo para promover la participación total de la comunidad en el control de vectores.