Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 27, No. 4, oct–dic, p. 104-113, 2023
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Introducción
La producción de alimentos constituye una tarea de seguridad nacional que requiere del
esfuerzo conjunto de todos los sectores y de la población en general para impulsar el
desarrollo agroalimentario del territorio. Este desarrollo no solo se refiere a la producción en
sí de alimentos, sino también a la industrialización de sus producciones para satisfacer las
crecientes necesidades de la población por medio de un producto con mayor valor agregado,
calidad e inocuidad para garantizar la soberanía y la seguridad alimentaria.
Por lo anterior, la soberanía alimentaria es más que la simple producción de alimentos. Es la
capacidad para producir alimentos de forma sostenible y dar acceso a toda la población a
una alimentación suficiente, diversa, balanceada, nutritiva, inocua y saludable, reduciendo la
dependencia de medios e insumos externos, con respeto a la diversidad cultural y
responsabilidad ambiental. Sin embargo, la seguridad alimentaria significa que todas las
personas en todo momento tengan acceso físico y económico a los alimentos, para satisfacer
sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objetivo de tener una vida sana.
Implica tener comida disponible, que haya un modo de gestionarla, que los alimentos sean
suficientes, inocuos y nutritivos para que las personas adquieran la energía y nutrientes
requeridos para esa vida sana. En este contexto, la política de autoabastecimiento cobra un
mayor auge en los momentos actuales y post-Covid.
En correspondencia con lo anterior, los sistemas de producción alimentaria y agrícola de todo
el mundo se enfrentan a desafíos sin precedentes a causa de la creciente demanda de
alimentos por una población en auge, el aumento del hambre y la malnutrición, los efectos
adversos del cambio climático, la sobreexplotación de los recursos naturales, la merma de la
biodiversidad y la pérdida y el desperdicio de alimentos. Estos desafíos pueden socavar la
capacidad del mundo para satisfacer sus necesidades alimentarias presentes y futuras. En
otras palabras, un menor número de personas dispone de acceso adecuado a suficientes
alimentos nutritivos FAO (2019).
Particularmente en Cuba, la crisis económica y alimentaria actual a nivel mundial afecta
fuertemente al país. Sin embargo, en nuestro país el Gobierno toma medidas para garantizar
la alimentación de la población, pero la solución del problema radica en gran medida en la
participación de todos. Alarcón (2020).
La escasa disponibilidad de alimentos es un problema multifactorial pues actúan al mismo
tiempo o por separados diferentes factores que interfieren en su producción. Entre los
factores se encuentra el cambio climático que afecta por igual a todos los elementos
agropecuarios. Por ello se hace imprescindible lograr sistemas que se adapten al cambio
climático con mayor resiliencia.
En este contexto, varios estudios han demostrado que el cambio climático afectará
diferencialmente a los países, con importantes vulnerabilidades en regiones de baja latitud y
con la consiguiente afectación en la producción de alimentos. Smith (2012).
Por otra parte, según la FAO (2018), la agricultura sostenible es la solución para revertir
tendencias que conducen a la pérdida de la biodiversidad, a ecosistemas dañados y al
deterioro y a la degradación de nuestros recursos naturales provocados por los cambios
climáticos y la agricultura intensiva.
Varios aspectos justifican esta investigación en el contexto del modelo alternativo de la
agroecología, en el diseño y manejo de sistemas productivos más sustentable a escala
predial, que incluye aspectos ecológicos, económicos y sociales a fin de lograr una mayor
estabilidad y resiliencia productiva en los agroecosistemas. Altieri (1999) y Sarandón (2019)