Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 27, No. 3, jul-sept, p.112-121, 2023
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Introducción
Las flores más vendidas en el mundo son, en primer lugar, las rosas; seguidas de los
crisantemos; en tercero, los tulipanes; en cuarto, los claveles; y, en quinto lugar, los lirium.
Ninguna flor ornamental ha sido y es tan estimada como la rosa. A partir de la década de los
90 su estudio se ha consolidado debido, principalmente, a una mejora de las variedades,
ampliación de la oferta durante todo el año y a su creciente demanda.
Los países latinoamericanos han incrementado en los últimos años su producción, entre
ellos, Colombia y Ecuador. Bolivia tiene un clima ideal y condiciones adecuadas donde
puede crecer diversidad de flores. El cultivo de rosa de corte es una actividad limitada a
pequeñas plantaciones (IBCE, 2011).
Un área importante en la producción florícola es el manejo (formación, poda, riego, control de
malezas y fitosanitarios), el mismo influye en la calidad de la flor. Al hablar de calidad se trata
principalmente de: tallos gruesos, largos y totalmente verticales, botones grandes y colores
sumamente vivos y el mayor número de días de vida en florero. De ahí que, cualquier estudio
en esta área es de vital importancia ya que, al contribuir en mejorar la calidad del tallo y flor,
se garantiza un mercado permanente y mejores precios.
Se debe tener en cuenta además la nutrición, la interacción entre etapa de crecimiento,
método de aplicación de fertilizantes, riego y nutrientes disponibles, afecta significativamente
el índice de área foliar, los sólidos solubles totales, la producción de biomasa seca, y el
número y peso de frutos (Zotarelli et al., 2008; 2011; Amer, 2011; Alam et al., 2013; 2014).
La tecnología generada en los últimos años ha tendido a hacer más eficientes y sustentables
los sistemas de producción agrícola, con la finalidad de disminuir costos, incrementar la
rentabilidad, ofertar alimentos inocuos y disminuir los impactos negativos al ambiente que
resultan de la excesiva aplicación de agroquímicos (Rodas et al., 2012).
Un estudio detallado de las necesidades nutritivas de los rosales y los abortos florales no
llega a mostrar la correlación entre factores de nutrición mineral y los abortos de los ápices
florales, y otros estudios dan resultados contradictorios sobre estos dos aspectos del
desarrollo de la planta (White, 1987), aunque algún microelemento como el boro sí se
muestra causa del aborto de las yemas florales en rosa, los síntomas de su deficiencia no
llegaron a ser consistentes.
Estudios sobre el efecto de la salinidad en cultivo de rosa mostraron que soluciones más
salinas van unidas a una menor elongación de los tallos de rosa, sin llegar a causar
toxicidades. También se reduce la absorción de nitrato, aunque el desarrollo de la flor sigue
siendo normal, lo que sugiere una movilización de las reservas de tallo y hojas y la captación
de N amoniacal no varía, supuestamente por su difusión a través de la membrana celular a
bajas concentraciones (Lorenzo et al., 2000). Ninguno de los tratamientos afectó al contenido
mineral de N, P o K en hoja, aunque sí a la ratio K/Na, que aumentó con salinidad alta,
señalando un posible almacenamiento de sodio en los tejidos.
Una de las novedosas formas es la utilización de algas como estimulantes y su uso en la
agricultura, premisa que se ha convertido en un sector en crecimiento, ya que diferentes
estudios científicos han demostrado que tienen efectos notables en el crecimiento y
rendimiento y al ser naturales están aptos para la agricultura ecológica (Rodríguez y
Orellana, 2008; Zermeño et al., 2015).
Entre estos productos elaborados a partir de algas marinas y con sustancias húmicas se
encuentra Mudra Extra®, el mismo es un producto con alto contenido en fósforo y ácidos
húmicos, especialmente diseñado para favorecer el enraizamiento de los cultivos, está
especialmente indicado durante las primeras fases de desarrollo de los cultivos (Químicas