Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 26, No. 3, jul-sept, p.11-19, 2022
Introducción
En coherencia con Álvarez (2008), así como Díaz, García, Linares, Rabelo y Díaz (2010) las
personas mayores son seres humanos con particularidades biológicas, sociales y psicológicas
especiales, que necesitan apoyo para mantenerse en bienestar por cuanto los desgastes
moleculares y celulares reducen las reservas fisiológicas, aumentan el riesgo de muchas
enfermedades y disminuyen el vivir sano y/o sin complicaciones.
De acuerdo con Alonso, Sansó, Díaz, et al. (2007), Díaz, García, Linares, et al. (2010) y la
Organización Mundial de la Salud (2015) se reflexiona que el envejecimiento se convierte en
un serio problema social si la población llega sin una preparación educativa para ese estadio
vital, autorregulando su existencia con saludables estilos de vida por lo que, a tenor con la
Organización Panamericana de la Salud (2017) y la Oficina Nacional de Estadística de la
República de Cuba (2018), se necesitan políticas de salud que favorezcan su manejo eficaz
con efectivas proyecciones médicas, sociales, culturales y éticas ambientales.
Se concuerda con De la Torre, Bouza, Cabrera, et al. (2012) en que las instituciones
encargadas de la atención a los adultos mayores deben lograr en ellos la aprehensión de los
conocimientos, las habilidades, así como los valores éticos ambientales mediante mensajes
afirmativos-alentadores, la construcción de la conducta, la incorporación de la interacción
activa, la coordinación dialógica y su integración sociocultural sostenible.
Según González (2019) los valores ambientales podrían definirse como un proceso de
aprendizaje de valores para la concienciación del respeto por el medio ambiente. Se
consideran como valores éticos ambientales los siguientes: el amor ambiental, la conciencia
ambiental, la iniciativa ambiental, conservación ambiental, sensibilidad ambiental, convivencia
ambiental, el respeto ambiental y la responsabilidad ambiental.
Robinson, Ramos, Hinojosa, et al. (2020) fundamentan que el valor ético ambiental significa la
coherencia entre la concepción axiológica natural resultado de los procesos educativos en las
personas y la significación que poseen sobre lo bueno y lo malo, lo debido y lo indebido, lo
correcto e incorrecto, las cuales guían éticamente su relación social con el entorno natural, que
favorece su mejor orientación axiológica y que alcancen efectos altamente satisfactorios al
interactuar con el medioambiente. Al abarcar principios y modelos de actuación que se aceptan
y practican como buenos conformes a la ética, los valores suelen ser reguladores estables de
la conducta de los hombres.
La Organización Mundial de la Salud (2015) argumenta que la salud humana se preserva mejor
cuando progresa el acato del hombre y su modo de producción a los ecosistemas naturales
donde despliega su vida sociocultural, por cuanto la ética trasciende el marco estrecho de lo
axiológico en las acciones sociohumanas y se centra además en lo ambiental cuando se centra
en la moralidad de la relación hombre-naturaleza, con impacto el desarrollo socioeconómico
sostenible por la estrecha relación ética ambiental-vida sociocultural.
De acuerdo con Robinson, Ramos, Hinojosa et al. (2020) las virtudes y los valores morales
tienen un rol decisor en el modo de actuación de los hombres, por el poder regulador de la
ética a través de la opinión pública. Es un hecho que muchas acciones humanas, se tornan
pautas para que otros proyecten estilos de vida positivos y nobles metas en su existencia.
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