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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 25, No. 4, oct-dic. pp. 112-121, 2021 Todo lo anterior la hacen una planta única que permite mejorar la economía rural como
fuente de empleo y generadora de ingresos (Lima y col., 2015).
Durante más de una centuria, este cultivo constituyó la fuente principal de aceite vegetal en muchos países industrializados. Este aceite es empleado en la producción industrial de cosméticos, explosivos, biocombustibles, así como, productos para la salud y el bienestar (Abdulla, 2015). La fibra de coco por otra parte es empleada desde el siglo XI en la elaboración de alfombras, cuerdas de velas, rellenos de colchones y asientos. Se emplea además para la construcción (CANNA, 2005).
Esta especie tiene importantes aplicaciones en el campo de la medicina, como antioxidante natural, antidiabético, antiparasitario, antimicrobiano, antidiarreico, antinflamatorio, antiasmático, anticoncepcional, diurético, cardioprotectivo, anticonvulsivante, anti- osteoporosis, antihipertensivo y en el tratamiento de enfermedades importantes, tales como leishmaniasis, gonorrea y malaria (Lima y col., 2015; Roopan, 2016). En la industria se incluye la separación de la glicerina y los ácidos grasos para la elaboración de jabón y detergentes y el coco-metil-ester para mezcla con el diesel regular. Ha sido reportado, además, con usos agroforestales como estabilizador de la costa (COCOMMUNITY, 2016). En las Américas el cocotero fue introducido para el establecimiento de plantaciones. En la segunda mitad del siglo XVII a la segunda década del siglo XX, el empleo de la fruta para el consumo fresco se volvió el uso primario. Mientras que para 1920 la copra se convirtió en el producto principal del coco. Hoy día, la tendencia está hacia la diversificación de los productos (International Trade Centre, 2016).
A pesar de la importancia económica y nutritiva del cocotero en la economía agraria de países en desarrollo, la producción de coco está por debajo del nivel óptimo. Lo cual está dado por el poco empleo de las actividades culturales, la sequía, la poca renovación de áreas, la baja fertilidad de los suelos, la incidencia y severidad de las plagas y los bajos rendimientos de las variedades cultivadas (Moyin y col., 2014).
La ciencia y la tecnología en el cocotero
La investigación y la innovación se han convertido en uno de los principales motores del crecimiento. La articulación de políticas científico-tecnológicas para el avance económico y social permite superar el subdesarrollo y la dependencia. Se trata de entender los aspectos sociales del fenómeno científico y tecnológico (Núñez y García, 2017).
El cultivo del cocotero ha estado influenciado por el desarrollo científico-tecnológico. Muchas investigaciones se han realizado a lo largo de los años para la obtención de tecnologías que han permitido la producción de una amplia gama de productos a partir de la palma del coco, lo cual ha tenido un efecto marcado en el desarrollo de los países productores (Nguyen y col., 2016).
En el año 1290 Marco Polo describe la tecnología para la elaboración de la fibra de coco, la cual constituyó un producto líder en el comercio de los árabes (CANNA, 2005). Sin embargo, no es hasta los años 1840-1850 que se cultiva por primera vez la palmera cocotera, propiciado por la incipiente industria del jabón, patentado en 1841, cuyo proceso industrial requería una fuente barata de aceite, y el procedente de la copra de coco cumplía este requisito. En 1896 se patentó el proceso de fabricación de margarina con aceite de coco en lugar de aceites animales, aumentando los beneficios económicos derivados de este cultivo. Para los grandes magnates industriales y políticos, el coco era una fuente barata de materia prima y material bélico (Harries, 1978).
En 1862 se introduce la tecnología del polvo de coco como medio de crecimiento en la horticultura inglesa, no obstante, su uso fue disminuyendo en la agricultura debido a que los