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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 25, No. 4, oct-dic. pp. 84-92, 2021 Introducción
De acuerdo con McGraw-Hill (2010) se concibe agroecosistema al entorno medioambiental que se ha transformado para favorecer el cultivo agrícola. Abarcan los sistemas agropecuarios, agroforestales, agrosilvo pastoriles, la acuicultura y las praderas, los pastizales y las tierras en barbecho, además las acciones del hombre, acordes con la cultura, las creencias, las costumbres, las motivaciones y las tecnologías que utiliza y su interacción en las actividades socioeconómicas y la diversidad sociocultural.
Las producciones de alimentos que produce y consume la humanidad solo en condiciones excepcionales son estériles, por cuanto es casi ineludible la presencia en ellos de asociaciones microbianas y su reproducción, que incluye la mutación para la sobrevivencia y la interaccionalidad en el alimento producido, proceso que en el transcurso del tiempo suele ser más rápido de lo pensado. Siempre que se viole un agroecosistema, las producciones agrícolas son de baja calidad y potencialmente peligrosas para la población debido al consumo de productos agrícolas con patógenos originarios de enfermedades.
El enfoque de ecosistema aplicado a la salud humana, se despliega a partir del reconocimiento de la influencia decisiva que los cambios medioambientales ejercen sobre un grupo de factores internos (socioculturales, económicos, ambientales, biológicos y conductuales) y externos (legislación, financiamiento, comunicaciones, tecnología, fronteras y papel de los organismos internacionales), elementos útiles para una mejor comprensión de las determinantes de la salud humana.
El desarrollo agropecuario sostenible es elemento clave en la salud. Es ahí donde se requiere la investigación sobre la inocuidad de los alimentos y la pertinencia, efectividad y calidad de los servicios que se prestan las entidades estatales en la sostenibilidad agroalimentaria, pilar del bienestar humano contemporáneo.
El método epidemiológico, que aplica para el estudio de poblaciones humanas, animales o vegetales, favorece la investigación de las causas y condiciones de las enfermedades y el planteamiento de posibles soluciones adecuadas, tanto preventivas como de control o erradicación de, por ejemplo, la transmisión de enfermedades por alimentos. En el análisis epidemiológico de los aspectos ambientales con los valores, las creencias y las percepciones de la población, puede lograrse un paradigma integral para el manejo de los procesos agroalimentarios asociados a la salud humana.
La problemática de la sostenibilidad agroalimentaria en Cuba se caracteriza por no haberse sustentado en una cultura científica que sistematice la sabiduría campesina sobre el tema. Aunque existe en Cuba un movimiento de agricultura ecológica, con fuerte presencia en las cooperativas de producción agropecuaria, los pequeños agricultores y la agricultura urbana, este movimiento no tiene esa fuerza en las unidades básicas y las granjas estatales que poseen el mayor porcentaje de la tierra cultivable y que debieron ser los mayores y mejores productores de alimentos, donde se sigue esperando por los altos insumos de la producción. Se percibe la necesidad del paso del concepto abstracto de la sostenibilidad que se tiene, al criterio de una visión local de la sostenibilidad en la toma de decisiones desde la perspectiva de un proceso participativo con métodos científicos.