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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 25, No. 3, jul-sep. pp. 11-19, 2021 en invernaderos, utilizando agroquímicos y semillas mejoradas de alto costo, que se
encuentran muy bien representados en la costa Atlántica colombiana en la variedad criolla “Bolita e ’ gato ”, que es rústica, resistente a plagas y enfermedades y hasta puede crecer espontáneamente luego de que los terrenos son quemados para realizar actividades agrícolas.
También, en el caso de berenjena, sobresale la conservación en huertas caseras y patios productivos de las variedades de frutos pequeños, ovalados y de color blanco, que son muy apetecidos en mercados internacionales. Son interesantes por la ausencia de sabor amargo y por el valor histórico de dar a esta hortaliza el nombre antiguo de “la planta ponedora de huevos ” (egg plant). A nivel internacional su pulpa cocida y adobada con especias en la cocina mediterránea, se conoce como caviar de berenjena, siendo en la costa Caribe básicamente conocida esta preparación con el nombre de “machucao ” (Cervera, 2016).
La conservación de la diversidad genética de las plantas hortícolas criollas ha sido posible gracias a que los pueblos han cuidado las semillas, las han llevado consigo y han permitido su circulación. Por lo tanto, las familias campesinas están llamadas a supervisar el mejoramiento genético de estas especies para salvaguardarlas de los profundos cambios que la revolución verde ha introducido para desarrollar semillas híbridas y transgénicas a partir de los genotipos criollos, sin el mismo sabor y calidad, y completando los paquetes tecnológicos con el uso excesivo de agro tóxicos (Albarello et al., 2009).
También es necesario exaltar, conservar y dar continuidad al saber y experiencia que al interior de las comunidades campesinas manejan las mujeres y las personas mayores para el cuidado y evolución de las semillas criollas (Grupo Semillas, 2018), e invitar a las nuevas generaciones a que se integren al trabajo de la agricultura, ya que en concordancia con Figueroa (2014) la población del campo colombiano depende en su mayoría de los adultos mayores, los cuales ya se están envejeciendo, sin que las nuevas generaciones en edad de trabajar se ocupen del campo.
“Toda planta puede ser hortícola, hasta que no se compruebe lo contrario ”.
En el contexto Caribe, se utilizan como plantas hortícolas algunas especies vegetales cuyo destino normalmente es un corte con machete, o una aplicación de herbicidas:
El bledo (Amaranthus retroflexus L.). Con sus hojas y semillas se preparan alimentos balanceados, sopas, galletas y guisos; la balsamina (Momordica balsamina L.), un vegetal muy apreciado en el Viejo Mundo. Sus semillas maduras se consumen como golosina; el culantrón (Eryngium foetidum L.), una maleza conocida como cilantrón, cilantro cimarrón, cilantro de monte, y es muy apetecido en la preparación de sopas; el estropajo (Luffa aegyptiaca Mill.), que se observa creciendo vigoroso en basureros. Se usa como esponja para baño y lavado de platos; las hojas de Urtica dioica L., conocida como pringamoza, que causa mucha rasquiña en la piel, son después de cocidas en agua caliente con sal, el