Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 25, No. 3, jul-sep. pp. 11-19, 2021  
La Horticultura y su relación con las expresiones socioculturales que unen a los  
pueblos del mundo  
Horticulture and its relationship with the sociocultural expressions which link people  
all over the World  
Autores: Dr. C. Fernando Vicente Barraza-Alvarez  
Organismo: Facultad de Ciencias Agrícolas, Universidad de Córdoba, Colombia.  
Fecha de recibido: 17 mar. 2021  
Fecha de aprobado: 21 may. 2021  
Abstract  
Resumen  
The relationship of horticulture with some  
Se analizó la relación de la horticultura con  
algunos aspectos socioculturales de los  
pueblos. Se hizo una investigación social  
con la técnica de etnografía, en la cual se  
pudo evidenciar en la primera parte, que la  
horticultura es una ciencia que atañe a  
muchas personas en su vida cotidiana.  
Seguidamente se vislumbró el uso  
alimenticio y la conservación de especies  
hortícolas criollas, en relación al espíritu de  
vivencia ancestral y etnobotánica, en  
donde el interés de una agronomía  
moderna por producir vegetales en gran  
cantidad, sacrifica la calidad y sabor de  
genotipos y preparaciones culinarias que  
datan de tiempos antiguos. En la tercera  
parte se mostró cómo las hortalizas han  
sido parte de expresiones culturales  
mediante el uso de especies de plantas  
que en otros contextos son consideradas  
como malezas.  
cultures’  
sociocultural  
aspects  
was  
analyzed. A social research was carried  
out with the ethnography technique, in  
which it was possible to show, first of all,  
that horticulture is a science that affects  
many people daily lives. Then, the food  
use and the conservation of creole  
horticultural species were glimpsed, in  
relation to the spirit of ancestral and  
ethnobotanical experience, where the  
interest of a modern agronomy to produce  
vegetables in large quantity, sacrifices the  
quality and flavor of genotypes and culinary  
preparations inherited from ancient times.  
In the third part, it was shown how  
vegetables have been part of cultural  
expressions through the use of plant  
species that in other contexts are  
considered as weeds.  
Keywords: vegetables, weeds, pumpkin,  
soup.  
Palabras clave: hortalizas, malezas,  
auyama, sopa.  
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Introducción  
Cada región del mundo ha impartido a la agricultura un manejo particular, teniendo en cuenta  
su crecimiento demográfico, los cambios climáticos, el conocimiento de los distintos entornos  
naturales, los genotipos vegetales, las costumbres y variadas manifestaciones culturales  
(Garnier, 2004), estableciendo con ello diferentes sistemas de producción y ramas  
especializadas.  
Una de las ramas especializadas de la agricultura es la horticultura. Etimológicamente esta  
palabra se forma de las raíces latinas Hortus (que significa huerto o huerta) y Cultura (que  
significa cultivo). Por lo tanto, la definición más sencilla de horticultura es la siguiente: es el  
cultivo del huerto y de la huerta. En consecuencia, se ha establecido que el huerto es el lugar  
destinado preferiblemente al cultivo de especies frutales, y ocasionalmente se pueden  
sembrar algunas hortalizas. Por su parte, la huerta es el lugar destinado al cultivo de las  
hortalizas (Caicedo, 1982).  
En el contexto de que la horticultura es la ciencia que se encarga del estudio y producción de  
frutales y hortalizas, se infiere que los frutales y hortalizas son plantas hortícolas, mismas  
que están relacionadas de manera directa con el hombre en muchos matices de su vida  
cotidiana, en un sinnúmero de aspectos en los que se destaca en primera instancia la  
alimentación.  
Dada la amplia contextualización que presenta la horticultura, y su relación con las diferentes  
sociedades, existen suficientes elementos socioculturales arraigados a las personas de todas  
partes del mundo, ya sea con conocimientos académicos y estudios previos, o  
definitivamente sin saber nada al respecto, que pertenecen al quehacer diario y manifiestan  
expresiones y vivencias, lo cual justifica plenamente el objetivo de la presente investigación,  
el cual es dilucidar y analizar la influencia que han tenido las plantas hortícolas en las  
diferentes y variadas manifestaciones culturales y antropológicas de algunas poblaciones  
representativas de la costa Caribe colombiana, para desarrollar una conciencia de la utilidad  
del conocimiento de esta disciplina por parte de toda clase de personas, de manera que  
tengan un mejor acceso al entendimiento y valoración de sus raíces culturales, afianzando el  
empoderamiento de especies vegetales que son estudiadas por una ciencia que es arte y  
oficio, tan profunda para ser entendida y ejercida por expertos, y tan sencilla para ser  
practicada por todos los habitantes de los pueblos y ciudades del mundo.  
Materiales y métodos  
La investigación se llevó a cabo durante los meses de marzo a diciembre del año 2019. Para  
su desarrollo se utilizó la metodología cualitativa etnográfica con técnicas de recolección de  
información como la observacional, entrevista a productores de hortalizas del corregimiento  
de El Retiro de los Indios, ubicado en el municipio de Cereté, departamento de Córdoba,  
Colombia, y documental en fuentes bibliográficas en línea e impresas, que incluyeron  
adicionalmente bitácoras históricas originales del autor efectuadas en el periodo 1990-2019,  
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y fotografías inéditas sobre observaciones y apropiación del conocimiento empírico en  
saberes, prácticas culturales, costumbres y antropología alimentaria, tomadas principalmente  
en el Campus experimental de Cultivos de Hortalizas de la Universidad de Córdoba y  
poblaciones de México como Texcoco, y de la región Caribe colombiana como Montería,  
Cereté, Sampués, Sincelejo, San Jacinto, Cartagena y Barranquilla.  
Resultados y Discusión  
Contextualización social de la horticultura  
Las plantas hortícolas son aquellas que se manejan de manera individual y especializada de  
acuerdo con el producto que se espera obtener, es decir que también son plantas hortícolas  
las especies ornamentales, medicinales, condimentarías y los pastos utilizados para cubrir  
los campos de fútbol y golf.  
Un ejemplo muy adecuado del cuidado hortícola es el bonsai. Se debe seleccionar un  
recipiente acorde con su estilo particular, para poder armonizar de manera integral su  
aspecto. Las labores periódicas de podas aéreas y radiculares, cambio de sustrato,  
fertilización, manejo de plagas y enfermedades, conducción del crecimiento, confección de  
su apariencia con métodos de alambrado, piedras colgantes de sus ramas, hacer torceduras,  
cortadas y heridas, son entre otras, las especializadas y cuidadosas labores que requiere.  
Se incluyen también como plantas hortícolas, varias especies que son la materia prima de  
recetas culinarias preparadas por comunidades vulneradas por el flagelo del hambre en el  
departamento de Córdoba, y que se han ido diseminando por tradición oral entre los pueblos  
de la costa Caribe colombiana. Por ejemplo, de acuerdo con Acevedo (2015) se encuentran  
los buñuelos de hoja de yuca, chicharrones de corteza de yuca; torta y revoltillo de cáscaras  
de plátano, jugo de pringamoza, jugo de hoja de tamarindo, jugo de bellotas de plátano, tinto  
de semillas de maíz, de candia (quimbombó) o de borojó, revoltillo de cáscaras de plátano,  
fricaché de flor de matarratón, fricaché de semillas de guamas, chocolate de semillas de  
mamón, vino de piña y harina de guayaba.  
También son plantas hortícolas algunas especies arvenses como la escobilla (Sida  
rhombifolia L.), una rústica y áspera maleza que puede ser atada en manojos con una pita en  
el extremo de un palo, para confeccionar instantáneamente la mejor escoba biodegradable  
capaz de mantener limpia la vivienda y patio de cualquier campesino del mundo.  
En la vida cotidiana la horticultura puede ser una profesión, campo de investigación,  
vocación, negocio, un pasatiempo, una aventura, fuente de ejercicio y mantenimiento de la  
salud, relajamiento y supervivencia (Halfacre y Barden, 1984; Denisen, 1991).  
Socialmente la horticultura es un campo que incumbe a las personas y ejerce gran influencia  
sobre ellas, su papel en la vida diaria varía bastante entre los individuos (Denisen, 1991),  
quienes imprimen en ella sus costumbres y matices culturales, dando a cada región una  
identidad que se manifiesta en diversos aspectos de la ciencia, el arte, las vivencias, los  
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cultivos, las variedades sembradas, las prácticas de manejo agronómico, las faenas del  
campo, la alimentación, las fiestas, festivales, bebidas, licores, dulces, celebraciones,  
música, vestimenta, rituales, enamoramiento y todo aspecto que se relacione con la  
sociedad, conciencia y memoria histórica de los pueblos.  
La olericultura como rama de la horticultura que fundamenta la antropología  
alimentaria  
El aporte que la horticultura hace al desarrollo de la humanidad es importante en la medida  
que contribuye a una alimentación balanceada y completa (Casseres, 1980), y que  
representa la producción del 30% del alimento que consume la humanidad (Halfacre y  
Barden, 1984), materializado en su mayoría en las plantas conocidas como hortalizas, a cuyo  
estudio y producción se dedica la rama de la horticultura denominada Olericultura, que  
proviene de la palabra latina olus, que significa hierbas de cocina, refiriéndose  
específicamente a las hortalizas, verduras y legumbres (Caicedo (1982).  
En ese orden de ideas, el alimento siempre ha sido parte de la historia de la humanidad  
(Pope, 2014). La alegría de comer une a las familias y propicia la bendición de la mesa, forja  
las relaciones sociales, se asocia con el amor, hace olvidar el enojo y hasta tiene un valor  
espiritual profundo para quienes honran a través de sus comidas y bebidas favoritas, a sus  
seres queridos que han abandonado el mundo terrenal, mediante la colocación de ofrendas  
sobre las tumbas. Una de las fiestas más representativas de este ritual se celebra de manera  
tradicional en México entre los días 1 y 2 de noviembre. En dicha celebración están  
presentes de manera importante dos plantas hortícolas:  
1
-El cempoalxóchitl (Tagetes erecta L.), que se utiliza como adorno de panteones y símbolo  
de cualquier altar típico u ofrenda.  
2
-Las calabazas. Además de ser el símbolo distintivo de la fiesta del día de las brujitas o  
Halloween, son utilizadas para confeccionar faroles y preparar recetas culinarias muy  
variadas, que incluyen dulces, utilizando los frutos enteros o parte de ellos, pudiéndose  
consumir también las semillas tostadas, conocidas en este estado como “pepitas”. También  
se consumen las flores.  
En México se utilizan diferentes plantas, cuyos frutos son conocidos con el nombre de  
calabazas (Vela, 2019), y que corresponden a diferentes especies, entre las que sobresalen:  
Cucurbita moschata Duch: calabaza de Castilla.  
Cucurbita argyrosperma Huber y Cucurbita mixta Pangalo: calabaza pipiana.  
Cucurbita ficifolia Bouché: chilacayote.  
Cucurbita maxima Duch: calabaza Kabosha.  
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Esta última especie se conoce como auyama en la costa Caribe colombiana, y es una  
hortaliza muy arraigada tanto a la población rural como urbana. Muchas personas afirman  
que “nacen solas” en los patios. Según los campesinos de la costa Caribe, hay que caminar  
por encima de la planta de auyama para que pueda producir sus frutos.  
El fundamento científico de caminar encima de la planta de auyama para que pueda producir  
sus frutos se basa en el hecho de que al maltratar la planta se rompen las ramas vegetativas,  
dando paso al crecimiento y desarrollo de ramas reproductivas, en donde posteriormente  
habrá formación de flores y frutos. Además de ello, se favorece la emisión de etileno, un  
regulador del crecimiento que provoca la floración. Por otra parte, no es que las plantas de  
auyama nazcan solas en un terreno. De alguna manera las semillas llegan hasta allí. Tal es  
el caso de los basureros, en donde es común en muchas zonas de la costa Caribe  
colombiana encontrar vigorosas plantas de auyama  
En muchos pueblos de la costa Caribe la auyama es muy apetecida, preparada en varias  
recetas, entre las que se destacan de acuerdo con Forero et al. (2008): puré, arroz, jugo,  
helado, pudín y cocida.  
Las auyamas más apetecidas en la costa Caribe colombiana son las “criollas”, que  
tradicionalmente han sembrado los campesinos, las cuales no han sufrido intervenciones  
externas de mejoramiento genético. En este sentido, hay diversidad de características de los  
frutos en cuanto a forma, tamaño, color de la piel, color de la pulpa y sabor. Sobresalen los  
genotipos “Pastelito”, “Carreta”, “Hueso”, “Cacao”, “Calabaza”, “Calabacillo” y “Pescuezona”  
(Jaramillo, 1980); Forero et al., 2008).  
Las principales características para la aceptación culinaria de la auyama son el intenso color  
amarillo de la pulpa y su firmeza al ser cocida. Para este último caso, cuando resulta muy  
blanda se dice que las auyamas son “aguachentas”.  
Las auyamas “aguachentas” son denominadas “burreras” o “caballunas”, ya que se  
aprovechan para la alimentación de burros y caballos, équidos que eventualmente son una  
plaga de esta hortaliza. A medida que los campesinos detectan en sus cultivos las plantas  
que producen frutos aguachentos, las eliminan.  
El consumo de hortalizas es significativo tanto para la gastronomía tradicional como  
moderna. Sin embargo, actualmente hay problemáticas económicas, sociales y culturales  
con respecto al acceso de alimentos (Charvet, 2004). En este sentido, las hortalizas aportan  
importantes contenidos de vitaminas, minerales, fibra y proteínas mediante diferentes  
órganos comestibles como raíces, tallos, hojas, flores, frutos y semillas, que en general se  
acomodan al presupuesto de la alimentación en distintas modalidades de situación  
económica, desde la más holgada, hasta la “más pelúa que un ñame.  
Y es precisamente el ñame (Dioscorea alata L.), el ingrediente hortícola central de varias  
sopas que resultan económicas, fáciles de preparar y nutritivas. Entre ellas están:  
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1
-La sopa de ají y la sopa de berenjena. Para la sopa de ají se utiliza ampliamente la  
variedad criolla “Topito” y para la sopa de berenjena, se utilizan variedades criollas como  
Lila”, “Morada” o “Negra”. No se usan variedades con ligero sabor amargo como “Güevo e’  
burro”, ni muy pequeñas como “Picha e’ perro”  
2
-El mote de queso. En la costa atlántica tiene dos versiones. La primera es la del  
departamento de Sucre, que utiliza tomate (Solanum lycopersicum L.) y bledo de chupa  
Pereskia bleo (Kunth) D.C], a diferencia de la segunda, del departamento de Córdoba, que  
[
utiliza tajadas fritas de berenjena.  
Las semillas de hortalizas criollas están en riesgo de desaparecer si los pueblos no fomentan  
su defensa y conservación.  
En Colombia las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes han jugado  
históricamente un papel protagónico en el resguardo y multiplicación de las semillas criollas,  
lo cual ha sido un aporte significativo a la alimentación de gran parte de la población y en la  
conservación de los recursos naturales. La riqueza de recursos naturales representada en la  
amplia variabilidad genética de las semillas criollas incluye varias hortalizas entre las que  
sobresalen: yuca, ñame, batata, achote, tomate, ají, berenjena, cebollín, col, espinaca,  
candia, fríjol, caraota, habichuela, guandul, guisante, pepino, calabaza, auyama, patilla,  
melón, calabazo, vitabosa, cilantro criollo (de monte o culantro) y bijao (Forero et al., 2008).  
Y es el bijao [(Calathea lutea AUBL.)] la hoja que envuelve muchas comidas de la cultura  
Caribe, entre ellas la zarapa que llevan los campesinos a sus faenas de trabajo, el bollo y el  
pastel de arroz o de masa, también llamado tamal. Es así como el bijao incorpora su  
particular sapidez y aroma a los sabores de veintitrés plantas hortícolas que se encargan de  
darle vida y sazón al pastel: maíz (o arroz), achote, limón, pimienta de olor, pimienta picante,  
comino, cebollín, cilantro, apio, zanahoria, papa, calabaza, cebolla roja, ajo, ají dulce,  
pimentón, berenjena, habichuela, aceituna, arveja, col, repollo y calabaza, incluyendo como  
planta hortícola la palma iraca, de donde se obtiene la cuerda para amarrarlo.  
Entre las hortalizas criollas productoras de frutos de la costa Caribe están la patilla o el  
melón. En lo que respecta a patilla, son importantes los genotipos que se siembran en el  
Atlántico, sabanas de Córdoba, Sucre, San Jacinto y Montes de María: “Concha prieta” y  
“Concha rayá”. También sobresalen los frutos de pulpa amarilla, representados en una  
variedad ya casi extinta conocida como “Panameña”.  
Para el caso del melón, en Colombia, en Lorica (Córdoba) y en el departamento del Atlántico  
existe una amplia base genética, representada en genotipos criollos, que en concordancia  
con Jaramillo y Lobo (1980) incluyen: “Blanco”, “Prieto liso”, “Prieto arrugado”, “Melocotón” y  
“España”.  
De gran importancia son también los genotipos de tomates de frutos pequeños,  
correspondientes en el mercado moderno a los tipos “Cherry”, producidos en dicho contexto  
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en invernaderos, utilizando agroquímicos y semillas mejoradas de alto costo, que se  
encuentran muy bien representados en la costa Atlántica colombiana en la variedad criolla  
“Bolita e’ gato”, que es rústica, resistente a plagas y enfermedades y hasta puede crecer  
espontáneamente luego de que los terrenos son quemados para realizar actividades  
agrícolas.  
También, en el caso de berenjena, sobresale la conservación en huertas caseras y patios  
productivos de las variedades de frutos pequeños, ovalados y de color blanco, que son muy  
apetecidos en mercados internacionales. Son interesantes por la ausencia de sabor amargo  
y por el valor histórico de dar a esta hortaliza el nombre antiguo de “la planta ponedora de  
huevos” (egg plant). A nivel internacional su pulpa cocida y adobada con especias en la  
cocina mediterránea, se conoce como caviar de berenjena, siendo en la costa Caribe  
básicamente conocida esta preparación con el nombre de “machucao” (Cervera, 2016).  
La conservación de la diversidad genética de las plantas hortícolas criollas ha sido posible  
gracias a que los pueblos han cuidado las semillas, las han llevado consigo y han permitido  
su circulación. Por lo tanto, las familias campesinas están llamadas a supervisar el  
mejoramiento genético de estas especies para salvaguardarlas de los profundos cambios  
que la revolución verde ha introducido para desarrollar semillas híbridas y transgénicas a  
partir de los genotipos criollos, sin el mismo sabor y calidad, y completando los paquetes  
tecnológicos con el uso excesivo de agro tóxicos (Albarello et al., 2009).  
También es necesario exaltar, conservar y dar continuidad al saber y experiencia que al  
interior de las comunidades campesinas manejan las mujeres y las personas mayores para el  
cuidado y evolución de las semillas criollas (Grupo Semillas, 2018), e invitar a las nuevas  
generaciones a que se integren al trabajo de la agricultura, ya que en concordancia con  
Figueroa (2014) la población del campo colombiano depende en su mayoría de los adultos  
mayores, los cuales ya se están envejeciendo, sin que las nuevas generaciones en edad de  
trabajar se ocupen del campo.  
“Toda planta puede ser hortícola, hasta que no se compruebe lo contrario”.  
En el contexto Caribe, se utilizan como plantas hortícolas algunas especies vegetales cuyo  
destino normalmente es un corte con machete, o una aplicación de herbicidas:  
El bledo (Amaranthus retroflexus L.). Con sus hojas y semillas se preparan alimentos  
balanceados, sopas, galletas y guisos; la balsamina (Momordica balsamina L.), un vegetal  
muy apreciado en el Viejo Mundo. Sus semillas maduras se consumen como golosina; el  
culantrón (Eryngium foetidum L.), una maleza conocida como cilantrón, cilantro cimarrón,  
cilantro de monte, y es muy apetecido en la preparación de sopas; el estropajo (Luffa  
aegyptiaca Mill.), que se observa creciendo vigoroso en basureros. Se usa como esponja  
para baño y lavado de platos; las hojas de Urtica dioica L., conocida como pringamoza, que  
causa mucha rasquiña en la piel, son después de cocidas en agua caliente con sal, el  
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nutritivo ingrediente de la sopa que se prepara con ñame y zumo de coco, en comunidades  
marginadas por el hambre en el departamento de Córdoba.  
Algunas hortalizas como el pepino, exhiben un uso interesante. Por una parte, sus frutos  
maduros se utilizan en la preparación de jugos, que se asemejan en su sabor al melón. En el  
cuidado de la belleza, la mujer campesina lo utiliza cortando la punta al pepino criollo y la  
frota contra el lado cortado del fruto, obteniendo una espuma natural que se aplica  
suavemente en el rostro para darle suavidad y lozanía.  
Se confía en el poder afrodisiaco del ají picante “gua-guá”, las bondades adelgazantes del  
agua de berenjena, se dice “cilantro” si se quiere decir que sí, “naranjas” si se quiere decir  
que no, se le corta el pedazo a una fruta que esté malo y se consume el resto, se llena un  
bulto y medio de repollos en un bulto y se siembra una planta de hortaliza en una totuma.  
Esto es horticultura de pueblos caribes.  
Conclusiones  
La horticultura está ligada a la vida cotidiana de los pueblos del mundo y hace parte de su  
acervo cultural, lo cual se encuentra bien representado en el Caribe colombiano.  
Para las comunidades, la horticultura es un pilar que sustenta aspectos relacionados con la  
alimentación, el arte, la cultura, la música, el humor, el desarrollo de las personas, la familia y  
las relaciones sociales.  
Diversos tópicos de la horticultura pueden ser el tema favorito o representativo a desarrollar  
en algún ámbito del desenvolvimiento de los individuos de una sociedad, como por ejemplo  
el caricaturista, escritor, poeta, humorista, artista, fotógrafo, gourmet, modelo, el carretillero  
vendedor de verduras y frutas, el vendedor de jugos, el cantante, músico, compositor,  
diseñador y muchos más que se puedan citar en todos los pueblos del mundo.  
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