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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 24, No. 4, oct.-dic. pp. 83-91, 2020 De las indagaciones se percibieron como virtudes éticas cardinales: la decencia (integridad
bienhechora de las personas); la justicia (dar al prójimo lo que le es debido); la fortaleza (capacidad de resistir las tentaciones); la prudencia (actuar conforme a un juicio recto); la templanza (moderar la atracción de los placeres); el mérito (ser merecedor de lo que se recibe) y el honor (la coherencia de pensamiento-palabra- actuación).
De estas virtudes éticas generales, se proponen como posibles virtudes éticas ambientales las siguientes: la decencia ambiental como integridad bienhechora de las personas en su relación con el medio ambiente; la justicia ambiental como la acción de dar al medioambiente lo que se debe para su preservación y atención; la fortaleza ambiental referida a capacidad de resistir las tentaciones de uso irracional y destructivo del medioambiente; la prudencia ambiental al actuar conforme a un juicio recto en la interrelación con el medioambiente; la templanza ambiental al moderar la atracción por los placeres ambientales; el mérito ambiental visto en ser merecedor y corresponder a lo que se recibe del medioambiente y el honor ambiental como la coherencia de pensamiento-palabra-actuación medioambiental.
De su comprensión como principios y modelos de actuación que se aceptan y practican como buenos conformes a la ética, se sugiere que las virtudes éticas ambientales pudieran concebirse reguladores estables de la conducta de los hombres. En un próximo artículo en edición, se argumentará epistemológicamente esta propuesta.
La indagación reveló dispersión en los fundamentos teóricos nacionales para la preparación ética como vía para el desarrollo de la observancia de virtudes y valores éticos ambientales, carencia que presupone insuficiencias en el apresto de los profesionales de la salud para acometer las acciones necesarias que favorezcan este proceso educativo en la atención integral de salud. La sistematización teórica favoreció solucionar esta dispersión y concretarla en la concepción sobre virtudes y valores éticos ambientales que ofrece este artículo.
Se piensa que la preparación ética ambiental es fiable cuando se logra como resultado de sistemas de acciones educativas, con aprendizajes interactivos de saberes interprofesionales válidos para la actuación ético ambientalista de los profesionales de la salud. De ahí la importancia del concurso de la investigación científica educativa en la salud.
Los profesionales de la salud, al estudiar a las personas como seres biopsicosociales en su entorno socionatural, se sitúan a la vanguardia de la observancia de virtudes y valores éticos ambientales, por el amplio margen de acción que poseen en la atención primaria por la salud de las personas y del medioambiente en que vive. El significado social de la preparación ética ambiental de los profesionales, es reconocido por la Organización Mundial de la Salud, (2018), como un paso necesario para que responda a las necesidades salubristas medioambientales.
Aunque se reconoce que las limitaciones en el tema no determinan la preparación para dar solución a los problemas de salud de la población, su presencia problematiza la calidad y la satisfacción de las exigencias de la atención integral de salud en la sociedad cubana actual. Los autores consienten que los resultados aquí expuestos pueden aplicarse como fundamentos teóricos útiles en la preparación ética ambiental de los profesionales de la salud. Al propio tiempo, se asiente la necesidad de otros criterios externos (estudios de aplicabilidad y evaluaciones de impacto) en la preparación teórica con estos fundamentos para la observancia de virtudes y valores éticos ambientales en función de un verdadero saber ser y actuar en la complejidad de problemas de salud humana y medioambiental con resultados satisfactorios.