Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 24, No. 4, oct.-dic. pp. 83-91, 2020
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Introducción.
A criterio de Robinson Jay, (2020), los profesionales de la salud son los egresados de la
Educación Superior (doctores en Medicina y Estomatología, licenciados en Enfermería,
Tecnologías y Psicología de la salud, profesores, ingenieros y otras afines y necesarias) que
prestan servicios especializados en la atención al proceso salud-enfermedad. En su
desarrollo profesional, deben mostrar solidez en lo sociohumanista, visto como el sistema
teórico-práctico de saberes y valores políticos, sociales, éticos, culturales, ambientales en
una concepción, que procuran el bienestar de los hombres en las relaciones en que
desenvuelven su esencia social para una vida integra, con pleno ejercicio y disfrute de
derechos, libertades y potencialidades con respeto a la dignidad humana y a la madre
naturaleza.
Dentro de la Filosofía, como ciencia y campo del saber humano, se encuentran dos
disciplinas esenciales en este estudio: la ética y la ecosofía. La ética se ocupa del estudio
racional de las relaciones morales en la vida de los seres humanos mientras que la ecosofía
es un tipo de ontología que pretende comprender lo ecológico. Ambas coinciden en la
necesidad de tomar medidas no sólo para la protección del medio ambiente, sino de impulsar
un cambio profundo de la visión del hombre y su relación con la naturaleza.
Por su componente subjetivo, las cuestiones éticas suelen tomarse con diferente grado de
necesidad, en coherencia con la preparación educativa que tenga cada hombre sobre el
tema. Pero no debe perderse de vista la tesis de Marx, (1976), de que el ser social, la vida
material de la sociedad, determina a la conciencia social en la sociedad. Se reflexiona
entonces que, en última instancia, los aspectos económicos, sociales y culturales juegan un
rol decisor en la conducta ética que asuma la persona en su vida, su salud y en la relación
con la naturaleza.
El desarrollo socioeconómico hoy, desigual y hasta irracional en algunos casos, ha generado
una profunda crisis ecológica, que tiene en la desmedida explotación de los recursos
naturales la causa originaria del gran desequilibrio de los ecosistemas y el deterioro
medioambiental con el riesgo que representa para la vida humana, de acuerdo con Castro
Ruz, (1992), y que originó gran interés para investigadores y gobiernos de todo el mundo.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, (2018) reflexiona que la salud humana se
preserva mejor cuanto más progresa el acato del hombre y su modo de producción a los
ecosistemas naturales donde despliega la vida sociocultural, por el poder regulador de la
ética a través de la opinión pública. De ahí que las virtudes y los valores éticos tengan rol
decisor en el modo de actuación que asuman las personas. Es un hecho que muchas de sus
acciones, en particular de los profesionales de la salud, se tornan pautas para que otras
personas proyecten estilos de vida positivos y nobles metas en su existencia. En este
sentido, la ética trasciende lo axiológico sociohumano y se centra además en lo ambiental. El
concepto de ética ambiental surgió en el ámbito académico anglosajón, vista por Attfield,
(2003) como el estudio ético del impacto humano sobre el mundo natural, o bien como un
nuevo campo de la ética filosófica preocupada por la descripción de los valores que posee el
mundo natural y la prescripción de una respuesta ética apropiada que afirme la restauración
de estos valores en la actuación humana, según Light y Rolston, (2006). Wikipedia (2020), la
considera la parte de la ética aplicada a las interrelaciones seres humanos-medioambiente.
Se considera que la ética ambiental, vista en lo práctico como la forma correcta de actuar en
la naturaleza a partir de asumirse sus virtudes y valores como estándares morales
personales y sociales, resulta clave para valorar los daños medio ambientales. Se reflexiona
que la observancia de las virtudes y los valores éticos ambientales, como normas generales