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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 24, No. 3, julio-sept. pp. 92-100, 2020 Introducción.

La nueva Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, de la 70ª Asamblea General del 2015, es de carácter universal y promueve una alianza renovadora donde todos los países participan por igual, la misma establece dentro de sus acciones un nuevo plan de acción global para la protección del planeta. Entre sus características innovadoras busca el desarrollo sostenible global con la integración de tres pilares del desarrollo territorial (económico, social y medioambiental), con una visión holística del mismo.

En la agricultura se plantea la necesidad de trabajar en función del desarrollo sostenible de los sistemas de producción, cuyo propósito es utilizar los recursos presentes sin comprometer la supervivencia de las futuras generaciones. Bajo esta premisa, la agricultura debe ser orientada hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental, para lograr que sea socialmente justa, económicamente rentable y ambientalmente sana, y de esta manera, garantizar la estabilidad del planeta.

Por su naturaleza las actividades agropecuarias, modifican los ecosistemas naturales los que provocan cambios notables en la diversidad biológica, en las condiciones químicas y biológicas del suelo y en el microclima. La gestión para el desarrollo local sostenible, con la búsqueda de soluciones locales integradas a los principales problemas, el uso de alternativas agroecológicas para el manejo de sistemas y mantener la productividad del suelo, resultan aspectos determinantes para el desarrollo agrario sostenible.

El uso del término de ordenamiento territorial tiene cada día una más amplia y generalizada utilización, por lo que ha adquirido un puesto muy especial dentro de las políticas de desarrollo territorial, sectorial y económica, cuyo objeto central es el de organizar, armonizar y administrar la ocupación y uso del espacio, de modo que éstos contribuyan al desarrollo humano ecológicamente sostenible, espacialmente armónico y socialmente justo. Esto pone en evidencia que en el ordenamiento territorial confluyen las políticas ambientales, las políticas de desarrollo regional, espacial o territorial y las políticas de desarrollo social y cultural, cuya naturaleza es determinada por el modelo de desarrollo económico dominante en cada país.

En Cuba comprende, entre otros elementos, un proceso de evaluación destinado a asegurar la introducción de la dimensión ambiental en los Planes y Programas de Desarrollo, a fin de garantizar el desarrollo ambientalmente sostenible del territorio, sobre la base del análisis integral de sus recursos bióticos y abióticos, en la interacción con los factores socioeconómicos. Estos objetivos reflejan el modelo territorial de desarrollo deseado.

La operatividad del ordenamiento ambiental requiere de herramientas relacionadas con la implementación de los planes de ordenamiento y el desarrollo en relación con la legislación actual. Para ello es importante la utilización de la Geoecología como ciencia para el análisis y descripción de los paisajes.

La Geoecología de los Paisajes, como base para la planificación y gestión ambiental del territorio, es considerada como un sistema de métodos, procedimientos y técnicas de