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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 24, No. 3, julio-sept. pp. 82-91, 2020 Introducción.
Al siglo XXI la humanidad ha llegado inmersa en trascendentales cambios políticos, económicos y sociales, donde han aparecido nuevas formas de comunicación, valores éticos y paradigmas de desarrollo científico y tecnológico, unido a ello se han agudizado los problemas globales del Medio Ambiente y el deterioro de los sistemas ecológicos, incrementando la pobreza y el peligro de extinción de nuestra especie.
En este sentido los problemas que afectan al Medio Ambiente son cada vez más graves, causando gran preocupación en todos los países del mundo. A su vez la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha reconocido que el Medio Ambiente está cambiando más aceleradamente en los últimos años que en cualquier otra etapa de la historia, siendo una de sus principales causas la interacción del hombre con la naturaleza.
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente humano, celebrada en Estocolmo en 1972 se planteó la necesidad del desarrollo de una educación ambiental recomendando la adopción de las disposiciones necesarias para establecer un Programa Internacional de Educación sobre el Medio Ambiente que abarque todos los niveles de enseñanza.
Por los efectos que causan en el contexto social en Cuba, los problemas del Medio Ambiente constituyen una permanente preocupación. Al respecto, Rosa Elena Simeón (2003) expresó: “Afortunadamente en nuestro país hay una clara conciencia de la importancia de estos temas, hemos identificado los principales problemas y solo en el 2002 el Estado dedicó 213 millones de pesos a las inversiones ambientales, cifra que representa el 0,8% del Producto Interno Bruto de la Nación ”.
Los problemas ambientales constituyen hoy una realidad de carácter global, por lo que es necesario vincularse como una fuerza de acción en la solución de estos, mediante una educación activa y participativa, planteando propuestas valiosas, útiles e innovadoras, que sirvan para el progreso de la humanidad y de su educación en particular; por lo que nos corresponde aportar la visión sintetizadora y necesaria, para comprender e interpretar la interacción naturaleza-sociedad.
Esto exige el desarrollo en las personas de una forma diferente de ver al Medio Ambiente y educarla en lo conceptual y lo actitudinal, para contribuir al desarrollo de una actitud ambiental positiva, mediante la solución de los problemas ambientales a escala local.
Actualmente se manifiesta una preocupación creciente sobre aspectos de la educación ambiental, así como el papel que le corresponde a las instituciones educativas en su desarrollo. A ello han contribuido los trabajos de la UNESCO, el CITMA, A. Teitelbaum, M. Novo, O. Valdés, O. Abrante, M. McPherson, M. Roque, M. García, R. Díaz, E. Torres, M. Rodríguez, R. Bosque, M. Núñez, O. Piñeros y N. Núñez entre otros, en los que la educación ambiental de la comunidad ocupa un espacio de reflexión constante en las experiencias e investigaciones desarrolladas por ellos.