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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 24, No. 3, julio-sept. pp. 39-48, 2020 Introducción.
La meningitis es la respuesta inflamatoria que tiene lugar en el espacio subaracnoideo con participación de las células leptomeníngeas ante agresiones que pueden ser de naturaleza infecciosa, química, tumoral o autoinmune. Las manifestaciones clínicas fundamentales son: cefalea, fiebre, meningismo y pleocitosis en el Líquido Cefalorraquídeo (LCR).
En pediatría pueden observarse habitualmente dos formas de presentación de la meningitis bacteriana con hipertermia o hipotermia, ictericia, cianosis, dificultad respiratoria, rechazo del alimento, vómitos, diarrea, aumento de residuo gástrico, letargo, irritabilidad e hipotonía. La punción lumbar debe realizarse ante la sospecha de sepsis y/o meningitis. Los lactantes tienen en su mayoría fiebre, acompañado de irritabilidad, ceño fruncido, fijeza de la mirada, rechazo del alimento, fontanela abombada y rigidez de nuca entre otros signos y síntomas. Los niños mayores pueden referir cefalea y fotofobia. Los signos de Kernig y Brudzinki son más evidentes.
En Cuba se considera una de las primeras causas de muerte, la incidencia para el sexo masculino es de 1.9 casos por 100 000 habitantes y para el sexo femenino es de 0.8 casos por 100 000 habitantes, sus secuelas en nuestro país se sitúan entre el 2.5% y 4.5 % de la población más en edades pediátricas.
Se transmite de persona a persona, a través de las secreciones respiratorias de un portador asintomático y en menor cuantía de un enfermo. La transmisión de persona a persona es a través de las secreciones orofaríngeas o heces en el caso de los enterovirus, coxsackie y echovirus; de las secreciones respiratorias o del tracto genital femenino (meningitis neonatal) en el caso del herpes simple, y por inhalación de secreciones de roedores infectados en el caso de la coriomeningitis linfocitaria, los factores como la inhalación de humo (tabaco, biomasa, carbón, leña, etc.) y las infecciones virales , por contacto cercano: incluye un miembro de la casa, centros de cuidados diurnos, jardines maternales y de infantes, colegios, universidades, comunidades semicerradas en contacto con un paciente con enfermedad meningocócica, por más de 4 horas diarias, durante 5 días de la semana; o cualquier persona expuesta directamente a las secreciones orales del enfermo (compartir utensilios de comida o bebidas, besos, estornudar o toser, realizar maniobras de reanimación sin protección.
Los contactos domésticos, escolares y de jardines y guarderías que desarrollan una enfermedad febril deben ser sometidos a una rápida evaluación médica. Evaluar el riesgo de contraer una enfermedad meningocócica invasiva entre los contactos del caso índice. Los contactos íntimos de todas las personas con enfermedad invasiva, sean esporádicos o en un agrupamiento o un brote, corren un riesgo más elevado y deben recibir profilaxis lo antes posible, preferentemente dentro de las 24 hs del diagnóstico del caso índice.
La proteína C reactiva fue identificada en 1930, en el suero de pacientes con Neumonía causada por neumococos y se comprobó que podía unirse al polisacárido C del Estreptococo Neumoniae y producir floculación, luego se detectó su presencia en otras enfermedades inflamatorias agudas. La PCR fue el primer reactante de fase aguda que