Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 24, No. 2, abril-junio pp.126-133, 2020
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Estas mismas personas pueden conformar nuevos grupos de interacción, en los que prevalece una comunicación más informal, movida por necesidades e intereses que pudieran ser comunes, mayormente asociada a temas o situaciones de la vida cotidiana. En ella se asumen posiciones condicionadas por: ser hombre, mujer o joven.
En el territorio diagnosticado la relación de asociados a las organizaciones de base (CPA y CCS), es aproximadamente de cuatro a cinco hombres por cada mujer asociada.
En los grupos prioritarios internos tiende a predominar el interés por recibir información sobre el manejo y diversificación de cultivos, afectaciones por el cambio climático, el cuidado de los suelos, nuevas tecnologías para la producción del cacao con altos valores productivos o ecológicos, tanto para los hombres como para las mujeres; sin menospreciar otros, como los métodos mejorados de riego y bio-fertilizantes, igualmente equiparados en valores.
Las mujeres se muestran interesadas, además, por otros temas como: equidad e igualdad de género, comunicación, agricultura familiar, manualidades, atención al adulto mayor, matrimonio y familia; mientras que los hombres solicitan información sobre plagas y protección de cultivos en situaciones de desastres.
Asimismo, la baja cualificación en asuntos relacionados con las opciones productivas existentes, mayoritariamente en el sector agropecuario, ubica a las féminas en la escala más baja de la producción, en un sistema productivo ciego o insuficientemente sensible al género.
En este sentido influye además la diferencia marcada en las oportunidades de preparación y superación que existen entre los asociados a las organizaciones de base, teniendo en cuenta que las mujeres no están certificadas en especialidades agropecuarias o de producción, sino solamente como económicas, al nivel de técnico medio; y en ningún caso han cursado estudios universitarios, lo que propicia limitaciones en las opciones de ocupar cargos de mayor reconocimiento social.
En los diferentes eslabones de la cadena, se pudo apreciar que, aunque existe un aumento de la participación de la mujer en los procesos productivos, el acceso a puestos de dirección sigue siendo poco significativo al alcanzar solo el 20% de los cargos directivos en el territorio. Se aprecia, en lo fundamental, a los hombres como líderes de los procesos de acopio, comercialización y distribución; y no así a las mujeres, a las que se les relaciona, en mayor medida, con tareas de tipo organizativas, en procesos intermedios y de ventas.
La presencia de la mujer como propietaria de tierra no es significativa, pues solo el 11% del total de productores propietarios es mujer; ella sigue siendo minoría en el acceso a responsabilidades de dirección; siendo solo seis las presidentas de cooperativas.
Sus voces e inquietudes no son suficientemente escuchadas, en gran medida porque hay pocas mujeres con funciones directivas en las organizaciones rurales, y cuando desempeñan cargos de dirección, no poseen capacidad suficiente para representar eficazmente los intereses de las que trabajan en la base o no existen suficientes mecanismos de comunicación para acercarse a sus preocupaciones específicas.