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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 24, No. 2, abril-junio pp.27-34, 2020 Introducción.

El asma se considera un síndrome inflamatorio de las vías aéreas, de características crónicas, donde intervienen el sistema inmune y los mediadores de la inflamación, se condiciona por parte genética y cursa con una hiperrepuesta bronquial, así como una obstrucción variable al flujo aéreo, total o parcialmente reversible.

Del verbo griego aazein, cuyo significado es el de “exhalar con la boca abierta o jadear ”, se derivan las primeras acepciones del término; aunque no fue la cultura griega la que hizo las primeras menciones de la enfermedad.

La descripción de los signos y síntomas de la enfermedad han sido identificados en diferentes culturas a través de la narración histórica, de la herencia lingüística que pasa de generación en generación.

En la clasificación más reciente tenemos la estipulada por GINA:

Intermitente: síntomas diurnos menos de una vez a la semana asintomático y PEF normal entre ataques, síntomas nocturnos menos o igual dos veces al mes con 80% de PEF o FEV1 y Variabilidad PEF menos del 20%.

Leve persistente: mayor de una vez a la semana, pero menor de una vez al día los ataques de los síntomas diurnos pueden afectar la actividad, los síntomas nocturnos mayor de dos veces al mes, PEF o FEV mayor o igual a 80% y la variabilidad PEF del 20 al 30%.

Moderada persistente: los síntomas diurnos son diarios y afectan la actividad, los síntomas nocturnos mayor de una vez a la semana, PEF o FEV1 entre 60 y 80%, variabilidad PEF mayor de 30%.

Severo persistente: los síntomas diurnos son continuos y la actividad física está limitada, los síntomas nocturnos son frecuentes, la PEF o FEV menor o igual a 60% la variabilidad PEF mayor de 30%.

Existe evidencia, del papel que juegan los contaminantes, del aire intradomiciliario y atmosférico, como factores desencadenantes del Asma Bronquial y de cómo los pacientes asmáticos la desarrollan ante la exposición a determinados elementos del ambiente como son: Aumento de calor, la humedad, polvo, alérgenos de animales domésticos, actividad física y humo de tabaco entre otros.

La exposición a muchos factores ambientales que puede desencadenar y agravar el asma. «Uno de los objetivos principales para un buen control del asma es evitar los alérgenos e irritantes ambientales». Los factores desencadenantes son variantes dañinas para el organismo. Pueden actuar de diferente modo y es necesario conocerlos y tratar de erradicarlos o reducirlos. La evidencia epidemiológica de Holanda, Inglaterra, Dinamarca, Australia, Nueva Zelanda, Japón y EE.UU. ha demostrado que existe una fuerte asociación entre el asma y la sensibilidad al polvo del gen Dermatofagoide.

Se cumple una gran prevalencia de asma bronquial a nivel de América Latina teniendo en cuenta que en Lima 19.6%, Costa Rica 30%, Colombia oscila entre un 10 y 13 %. La frecuencia de asma aumenta en algunas épocas del año. Se estima que 10% de la población venezolana es asmática, cifra que coincide con parámetros mundiales,