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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 24, No. 1, enero-marzo pp. 78-84, 2020 criterios de especialistas, los que se analizaron detalladamente, evaluando sus posibilidades de

aplicación al objetivo previsto.

Se define cambio climático al incremento de la temperatura, las alteraciones de los regímenes de precipitaciones y sequía, y la ocurrencia creciente e irregular de fenómenos climáticos y meteorológicos extremos, derivados de la actividad humana; es un proceso lento y progresivo.

Estas tendencias climáticas han venido ocurriendo desde hace unos 25 mil años, después de la última glaciación; pero como resultado de las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero entre otras sustancias que produce la industria, la quema de combustibles fósiles y la destrucción de los bosques, se ha acelerado el proceso natural de calentamiento del clima, a un ritmo vertiginoso. Mucho se ha escrito y divulgado sobre las principales afectaciones que derivan del aumento continuado de las temperaturas, especialmente en la repercusión de la salud; no se trata de proteger el medio ambiente por un ideal conservacionista, sino para garantizar la sostenibilidad de los sistemas naturales y la supervivencia de la especie humana.

Enfrentar el cambio climático significa reducir la vulnerabilidad ante el aumento de la temperatura, la elevación progresiva del nivel del mar, la sequía, los ciclones y las tormentas pluviales; así como los procesos derivados, tales como: la erosión y pérdida de suelos y bosques, los incendios forestales, las plagas oportunistas y la contaminación de las aguas y suelos.

Por tanto, el enfoque de ecosistema aplicado a la salud humana, parte de la influencia decisiva que los cambios globales ejercen sobre un grupo de factores internos (socioculturales, económicos, ambientales, biológicos y conductuales) y externos (legislación, financiamiento, comunicaciones, tecnología, fronteras y papel de los organismos internacionales); estos elementos permiten tener una mayor comprensión de los determinantes de la salud humana y por ende la formulación y desarrollo de políticas públicas saludables más equitativas, efectivas y eficientes. Si se considera que la epidemiología es la ciencia básica de la salud pública, ella y su método epidemiológico, permiten la investigación de las causas y condiciones de las enfermedades y el planteamiento de posibles soluciones, tanto preventivas como de control o erradicación de cualquier problema de salud que afecte a comunidades humanas.

Son innumerables e irreparables los ejemplos del cambio climático provocados por el hombre, cabe destacar el umbral crítico de despoblación forestal, cuando los bosques desempeñan funciones decisivas para el mantenimiento de las pautas mundiales de precipitación y la estabilidad de los gases atmosféricos, así como la base de alimentación del hombre y de muchos animales; la concentración aumentada de gases de efectos invernaderos, las radiaciones ultravioletas en la atmósfera producto del adelgazamiento de la capa de ozono, que provoca la muerte masiva del fitoplancton oceánico, especialmente en los mares situados debajo del “agujero ” de ozono antártico y cuyos organismos, están en la base de toda la cadena alimentaria marina, produciendo una parte significativa del oxígeno mundial y del consumo de otra parte del dióxido de carbono forestal.

La lluvia ácida y las sustancias químicas tóxicas que envenenan la fertilidad de los suelos para el normal crecimiento de las plantas; la muerte sin precedentes de peces y animales marinos y terrestres, a consecuencia de virus, contaminantes químicos, insecticidas, riesgo biológico, productos residuales de fábricas e industrias, que van a parar a las aguas de los océanos y