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Hombre, Ciencia y Tecnología ISSN: 1028-0871 Vol. 23, No. 4, octubre-diciembre pp. 79-87, 2019 proveedor Monte alto con respecto a los demás; siendo nuestros resultados superiores a los

valores que establece la NC 488 (2006) para este indicador.

Los porcentajes de SNG en las leches muestreadas en este trabajo, se enmarcaron entre 8,08 y 8,24 inferiores a los reportados por Romero et al., (2018) en Colombia, superiores a los reportados por Calderón et al., (2007) y Calderón et al., (2011) en el departamento de Córdoba. Son superiores también a los reportados por Díaz, et al. (2015); en hatos lecheros del departamento de Caldas. Según Álvarez et al., (2012), el porcentaje de SNG no cambia significativamente durante el año en los hatos ganaderos.

En este caso además se constató que la ruta Gibara (8) en la determinación de los sólidos no grasos que incluye lactosa, proteínas y minerales, presentó diferencia significativa con todas las rutas analizadas; no difieren los resultados obtenidos para Sabanazo (3) y Urbano Noris (12), que a su vez difieren de San Agustín (2) y Cacocum (6).

Gráfico 5. Valores promedios de temperatura y reductasa

Los resultados de la prueba de reducción del azul de metileno muestran valores inferiores a una hora, lo que no corresponde a la clasificación de calidad establecida para Cuba según la NC. 282 (2006). Estos resultados coinciden además con Sedesol, (2007), al señalar que esta prueba se utiliza como indicador de la carga total de microorganismos, mediante la decoloración provocada por la acción enzimática microbiana sobre la leche adicionando solución de azul de metileno, y pondera la utilidad de ésta para evaluar la condición de la leche cruda por su simplicidad y rapidez para obtener los resultados. Como consecuencia se reduce el azul de metileno a un leuco derivado incoloro, coincidiendo nuestros resultados con lo reportado por Figueredo et al., (2016).

Al comparar el indicador temperatura de la leche acopiada por la industria procedentes de las diferentes rutas, se observa que excede los 22°C sin diferencia significativa entre las mismas, lo que posibilita la multiplicación de los microorganismos contaminantes de la leche en una relación directa con la temperatura a que se mantenga. Según, Álvarez et al., (2003), la leche después de obtenida necesita ser rápidamente enfriada y mantenida a temperatura inferior a 10°C para evitar la multiplicación de microorganismos patógenos que alteran el producto.